Los Montes de Toledo y la comarca de la Jara ofrecen un hermoso paisaje. Desde la solemne soledad de un paraje desierto a los pequeños núcleos urbanos que salpican las laderas. La Jara limita con los Montes de Toledo y la sierra de Altamira.
Barrancas de Burujón Tras pasar por la Puebla de Montalbán y el pantano de Castrejón se alcanzan estas barrancas, cárcavas lamidas por el agua. Entre desfiladeros y tierras rojizas, no hay sin embargo caminos que permitan explorar estas prodigiosas aristas. Hay que mirar y asombrarse.
Melque Al verlo ya aparece de forma repentina el castillo de San Martín de Montalbán. Construido por los templarios tras la reconquista del rey Alfonso VII de Castilla, esta fantástica fortificación tiene un perímetro de 700 metros. El visitante pasa de la altitud de sus arcos de entrada a su laberíntico interior y, ya desde el patio de armas, se tiene una espléndida visión del conjunto. Desde la fachada norte del castillo se disfruta de una espléndida panorámica del barranco del río Torcón.
Más allá del castillo hay que ver la iglesia visigótica de Santa María de Melque, del siglo VII, que formó parte de un monasterio que fue expoliado. Incluye elementos mozárabes y una torre que militariza el conjunto.
La Jara cuenta con numerosos vestigios visigodos, en excelente estado de conservación. De ahí que junto a la iglesia de Melque se haya instalado un centro de interpretación de la cultura visigoda. Para los que quieran más está el Museo de Arte Visigodo, ubicado en la localidad de Arisgotas.
San Pablo de los Montes Es un sencillo pueblo, paradigma de la arquitectura serrana y está a solo un kilómetro del cerro de Mora. Allí se hallan las ruinas de un antiguo monasterio y muy cerca de éste, la ermita de la Fuensanta. Más arriba, los saludables baños del Robledillo.